sábado, 26 de noviembre de 2011

Los días raros.

Pum! Se desató en una calma que predecíamos desde hace ya mucho tiempo. Esto causo un gran impacto en todos los lugares de este profundo saco.

De repente, sin ningún cometa de por medio, y sin necesidad de algún vaso roto, se desató la tormenta del todo. Todo comenzó a, en vez de oscurecerse como prevenían de nuevo, aclararse con menos pudor aún. Y es que, aquel día nadie supo si realmente comenzamos a vivir en lo que nos habían prometido o sería un mero paraíso creado desde tu nevera, desde todo el frío polar jamás escuchado.

Se hizo la luz, y con ello, el humo y la insensibilidad. Miles de personas comenzaron a quejarse de que hacía demasiado frío para esta estación. Estación que todos desconocíamos pero que aún así creíamos haber conquistado. Sin más preámbulos, me di cuenta de que esto era una señal para aferrarme de una vez por todas a todo aquellos por lo que valga la pena luchar dentro de dos días.

lunes, 17 de octubre de 2011

Hola.

Con un millón de caminos diríamos que se puede improvisar, pero bueno, tampoco sería ponernos en un plan obsesivo compulsivo si dijesemos que todos nos llevan a tus brazos de nuevo. Ya lo dijeron y lo siguen diciendo, estás en cualquier rincón al que pretenden ir, por lo tanto, es imposible que cuanto más te acercas más fácil se nos haga no cogerte apego.
Llega un momento, como siempre, en el que los dos caminos se fusionan y comienzan en uno solo. Pero por esta vez vamos a verlo distinto. No es el mismo de siempre, tu estás dispuesto a abrirte a cualquier nuevo cambio y estás dispuesto a esperar en cualquier lugar a que se ponga de nuevo el sol. Así que sudas y te dejas la piel, mientras que cada día sigue cayendo el Sol a cada minuto que pasa. No te fijas en la Luna porque no crees que valga para nada. Así que vuelves a sudar, como cada tarde, y sigues el mismo camino de espera y consecuencias. Te escondes de nuevo en un lugar del que solo tiene referencia tu cabeza y cosechas aquello que llamaban recuerdos. No son recuerdos, son presentes, y como todo presente, se vuelve a convertir en algo que está en tu cabeza. Explosión, color y silencio. Y el silencio se hizo eterno y no quiso volver a hablar, le había cogido el frío mientras que tu y yo habíamos absorbido todo el calor que entrañaba esta tierra.

jueves, 9 de junio de 2011

Mentalicemos el cambio.

Vamos joder, métele un poco de caña a todo esto y déjalo rodar. Que ruede como nunca lo ha hecho y que recorra todas esas que se creen completadas. Atiende a lo que te dicen, y sigue sin temor a nada, porque esto está llegando y era lo que necesitabamos. Solo así conseguimos lo que queremos, tenemos lo que necesitamos y somos lo que queríamos ser. Adiós preocupaciones, haz lo que quieres y dedicate a amar lo que quieres amar. Sal de una vez de esa burbuja y déjate sumergir entre toda esa mierda de sociedad a la cual me incluyo cada día más. Dime que todo este cambio era lo que realmente estabas esperando y llévame hacia el extremo más perdido de tu cabeza, pero solo si realmente lo mereces, y solo si realmente hemos venido aquí para poder llegar a ser algo por lo que dar toda nuestra vida. Yo digo que me la juego, que me arriesgo hasta que todo lo que podría salir mal lo haga. Las cosas que ruedan, con el tiempo, carecen de mentira.

jueves, 2 de junio de 2011

Tan tarde.


Siempre había pensado, que todo lo común era anormalmente imaginario, y que poco a poco, me iría dando cuenta de todo esto, con los golpes y las caídas que uno mismo debería tener. Pero no, no pasó, nunca tuve esta ocasión y ahí quedó en el olvido. Ahora, me encuentro más solo ante el espacio, más infinito que cualquier persona. Cristalizadas han quedado mis lágrimas al paso del tiempo, y en el aire se van esas muchas brisas que se dedicaban al tiempo.

Ahora, como antes repetía, sigo aquí, contemplando todo, ante un frío y duro suelo que me hace contemplar lo que realmente somos y seremos. Somos algo de lo que realmente nunca nos separaremos. Somos gotas que se contemplan en un pequeño lecho en la agonía del más recóndito lugar. A veces, me paro y pienso que, no sería nada sin eso, sin otro, sin ella. Quizás ese punto blanco, que creo ver cada noche cuando exploro todos esos lugares de la ciudad, sea ella. He de reconocer, que todo esto, se convierte en un bucle infinito, porque hace ya tiempo me he dado cuenta de que solo se seguirla, mientras que ella se escapa ante la ignorancia de mi. No sabría como decirlo pero, esto me hace feliz.

Y si ahora pienso que, mientras que estoy sentado aquí, contemplando como la gente pasa, me mira, y vuelve a su rutina, que todo lo que realmente vale la pena, se esconde en este trabajo que hago desde tiempo remoto, y que nunca entenderé en todo lo infinito del universo.

viernes, 8 de abril de 2011

Sí.

Era tarde y no sé por que, pero tus palabras en este momento pasan por mi cabeza fugazmente. Se perfectamente que este será el adiós de los adioses, y se que por fín, podremos comenzar una vida real sin ti. Se que si esta noche estoy aquí, sería solo para aprender a no escucharte, para poder sentir realmente como el vaso de olvido va surgiendo efecto y se me sube a la cabeza. Más tarde, todo sigue igual, pero por fín, te has desprendido de mi, y de una vez por todas, se perfectamente lo que debo de hacer. Me tumbo en aquella hierba de la nevera y contemplo todos esos soles que caen como estrellas al mar. No llevan dirección concreta, pero se perfectamente que acabarán en el fondo del océano, al lado de un chico que lee un libro debajo de un naranjo, esperando que la ley de la atigravedad caiga sobre su cabeza. También se que otros muchos, caerán sobre millones de predicciones de todo lo que ocurre, de las miles de veces que hemos destruido el mundo con nuestras manos. Por fín, sigue siendo tarde, y aunque las campanadas se empiezan a perder en mi cabeza, aún se escuchan a lo largo de esta ciudad. Las noches en las que realmente son necesarias unas cuantas baldosas con gente sobre ellas, no son estas. Son noches en las que solo necesitamos tres vasos de agua y una calada al aire frío de este momento.

Solo si es recién cortado.

"Jajajaja" Es fácil escuchar esta carcajada muy amenudo, pero no tan fácil escucharla cuando las cosas van realmente bien. Cuando la tempestad pasa y ahora si que realmente no hay nada que perder, si no que hay una cualidad por la que salir al porche y saltar sin tener en cuenta el futuro pasado. Después de todo este tiempo, nadie creería que las rendijas por donde se agustiaba aquel sol de la mañana, podría haber final. Pero sí, lo hubo, y ahora hay otro principio, en un pequeño barco, no en uno de estos inmensos como los de ahora, si no el viejo barquito que nos hace felices en cualquier marco de nuestras casas, en cualquier habitación, y que recuerda todo lo que queremos, toda la libertad que necesitamos pero no conseguimos. Pero, si consigues una de esas viejas embarcaciones, consigues ganar el juego. Sí, un juego en el que incluso las horas pasadas tienen mucho que ver, pero al mismo tiempo no se relacionan para nada con todo esto que estamos contando. Estamos contando un futuro, no muy lejano, no muy próximo que, a pocas horas de la no extinción, se prepara con toda su irá para no estallar. Se prepara para no sonreir, para no llorar, para no ser persona, pero si para ser algo. Algo que en el fondo, hasta a aquel chillido que comía la cabeza a los niños del mañana cuando un tremendo pasillo les esperaba antes de tomar el zumo, cuado el monstruo no desaparecía hasta encender aquella lucecilla, fuese cual fuese, alumbrase lo que alumbrase. Luego también estaban aquellos marcianos que creían poder jugar en las casas de nuestro vecinos, a las tantas de la madrugada, molestando como solían habituar a hacer. Y por último, y esto lo contaremos como nuevo, está todo lo que uno quiere, un buen despertar, una buena cama, un sonrisa pegadiza, y un césped recién cortado. Solo si es recién cortado.

No, los diamantes nunca son para siempre.


Sinceramente, nadie nos aseguro que sería coser y cantar, nadie nos dijo que los diamantes son para siempre. Y por ello, cada vez que cruzábamos esa puerta, caía otra roca más, se desplomaba otra libertad sin conocer. Quizás, la libertad, habríamos pensado, no se podría comparar con todo lo que podíamos vivr renunciandi a un par de cosas que, a simple corazón, parecían querer decir: "Dejadme atrás". Pero cuando la sombra cae, y los rayos ya no saben en que substentarse, es fácil ver y quedarse perplejo de lo mucho que podíamos haber perdido si hubiesemos cometido el error de seguir adelante. Quizás, de nuevo, las cosas siguiesen igual, o no, pero, tu burbuja se iría corrompiendo poco a poco, hasta morir, hasta no ser así. Seguro, y pongo la mano en el fuego, de que mucha gente lo preferiría así, preferiría a alguien más cruel a inhumano, que no es capaz de pensar en otra cosa que en la poca realidad de su mundo. Pero después de tanto tiempo, después de tanto vientos probados, de tantas olas llevadas, de tanta oportunidad, de tanta risa y llanto, después de todo esto, no quedaba otra que, callar, no ver hacia atrás y decirse a uno mismo que aquí no acaba todo, que esto no son llantos que merezcan recordar, si no risas que realmente debemos olvidar. Esto quizás es complicado por el momento, pero cuando la última rendija de aquella persiana que nos dejaba ver el mundo se abrió, fué mucho más fácil para mi. Por eso, desde cualquier lugar del polo Norte y Sur, me decido a deciros adiós, sin ninguna oportunidad más, sin ninguna queja de vosotros, pero con un presente en el que no estareis jamás. Es lo mejor, lo veo claro y oscuro, es la mejor forma de no preocuparse. Así que, ya on alargo más esta amarga despedida, os echaré de menos, pero espero que no por mucho tiempo. Adiós fantasmas del pasado, adiós diamantes, como os he dicho al principio de todo esto, nunca son para siempre.